El barrio.
Reina en la locura
el maldito duende de las dudas,
a sabiendas de que el agua es amarga.
Las visiones son cinema de un barrio.
El portero de la casa, pide derecho.
La película es larga, la historia no termina,
empezar y continuar esta agonía.
Un personaje larguirucho nos guía entre butacas.
El olor a sudor y tabaco rubio nos envuelve,
con manto de fantasma de otras épocas.
Un cirio ilumina la pantalla.
Somos protagonistas de un cuento de infancia.
Aplastada contra la página principal de la sala,
veo el perfil de tu rostro iluminado,
en compañía de sombras chinescas.
Aceras anchas de una cuadra no terminada,
portales donde las caras no son mentiras,
donde los cuentos y los chismes
son postre de vecindario.
Saltamos de una puerta a otra
buscando videos para ver
lo ultimo del norte.
Pan caliente de 10 de octubre,
mantequilla apetitosa,
hinchan nuestra carnes.
Es el rito de la tarde, el la calle Paco.
Es la disciplina del recuerdo.
Lo vivido esta vivido.
Y yo, no salgo de este sueño,
de las seis PM.
Y sigo soñando con el olor de tu café.
Bebo y disfruto.
De tus bragas sale el conjuro de lo oculto,
la flor divina de la perdición.
Caigo rendido ante el tinte
que tiñe nuestras carnes,
son páginas escritas,
leídas hasta el dolor.
Se castiga por ser atrevido,
se repite cada cien años,
hasta la liberación de nuestra almas.
Arrancaron hojas de nuestra novela,
no es rosa, no es prosa,
es historia de la calle.
Columnas de barroquismo
con arnés marino.
Escaleras a golpe de canteras,
marcadas por siglos;
guardan en sus entrañas
coros de enamorados.
Que a punta de clavos gravaron
sus promesas de novatos.
En las juntas de los adoquines
sus lágrimas formaron ríos de veranos.
Tus pies quedaron mojados.
Nació de ti la primavera,
atrasada de diminutos cielos.
La plaza; mañana de luces y banderitas,
nos robaron los sueños a retazos.
Huimos del paraíso como niños asustados
y quedamos flotando en la nada.
Somos extraños en planeta conocido.
Marino sin puerto de arribo.
A lo lejos, cantos de fichas de domino.
Me convierto, en un Ulises del caribe
y regreso al portal de tu casa, en busca del
- paso y el bota gorda -,
pero la mesa esta vacía,
las fichas están marchitas,
menos el doble nueve
que esta en mi mano.
Uribazo
2002 / Julio 2003.