El aparecido.

Nadaba bajo la tierra,
como raíz torcida.
De un tronco viejo
a un árbol joven.
De tanto buscarle, tropezó
con figuras lejanas.
Cuerpos embutido en sabana blanca,
sumergido en deseos frío.
Besos, laceraron su cuerpo,
manos marcaron su sexo.
De tanto amar, fue prisionero
de su historia, cortada por tu mirada.
Por otras, de primera mano cantada.
Con voz de sirena,
que no pude esquivar.
Por taparse los ojos,
a la tierra insípida lo ataron.
Preñada salieron todas, con soga,
de su sangre lo amordazaron.
Menos una.

Copyright © 2000-2009 URIBAZO (Carlos R. Uribazo Garrido), Madrid. España.Todos los derechos reservados.

Míralo bien.
Mírame mujer,
que ese soy yo,
al que tú deseas
y recuerdas con sed enfermiza.
El que hace camino a golpe de pincel,
al que amaste y odiaste.
El que apareció como una suerte de dados,
bajo los arcos coralinos del horizonte.
Cabalgando en tus locas masturbaciones,
chupas mis dedos con infinita ternura,
mientras entro en ti como un dulce ladrón,
para quedar dormido dentro de tu corazón.


Uribazo.
Abril - Mayo 04