Al caminar.
Lame el viento los cabellos de los árboles.
Acaricia la brisa la cresta de los veleros,
a fuerza de mar se aprende a viajar,
haciéndose, humano el camino.
Mira mis palmas de las manos,
están llenas de senderos
hay ríos, valles y montañas
tómalas, aprieta, no te perderás.
Dibuja el gorrión en su vuelo,
papalotes de alegres colores.
Son señales de vidas,
Son carteles avizores
-¿De donde sale el agua?.
Si la montaña ha dejado de llorar-.
Pregunta un guije nocturno,
que navega sobre un collar.
Salta la mona en su monería.
Le maúlla un gato enamorado.
Lleva suelta la cuerda de su bata
no es oro, es piel adorada.
Pero sale el sol otra vez
un papalote lo tapa
hay cabrón del ratón
toma, lo ha dejado como un mapa
Que pie más lindo tiene
fino, de color nata
de dedos amarillos
y uñas de hojalata
Esta el sinsonte cantando.
El burro lo pregona.
Sordo, al canto somos
por tener de sombrero una fregona.
A la locura la encontramos, en este
camino de cuerdos, recuérdalo.
Siempre que estés en el camino,
mírame, que a loco nadie me gana.
Todo esto encontraras, en una
dulce mirada de aguas claras.
Cuando se me acaba el camino,
a mis manos vuelvo, cansado, alegre.
Que fresca están las lágrimas,
de la montaña.
Que paz.
El viento sigue coqueteando,
los árboles de placer gimen.
Que calma, cuanta calma.
cuanto placer, que placer,
me da el caminar.
Uribazo
2004 - Enero 2005.