Visión de un recuerdo.

Los sueños castigan las almas escondidas,
donde las flores gritan con balanceo,
una apuesta de vida, al sol.
Agitadas en plena adolescencia de virginidad,
tu candor de vergüenza es semilla de piel madura.
Las aguas revueltas arrastran los olores.
El sabor a sudor embriaga los sentidos,
marcando la piel como ganado perdido.
Abanderado de corazones bravos,
merodean magullados por los caminos.

Por el sendero se acerca el guardián,
brújula en mano, orientador, guía supremo.
Confundido ante tanta vida, su silueta,
es un chiste amargo para la historia.
Nos enmaraña, nos miente.
La visión esta en el vacío, espejo o cristal,
es el reflejo de una realidad,
enmarcada por los años, sembrada de silencio.

Copyright © 2000-2009 URIBAZO (Carlos R. Uribazo Garrido), Madrid. España.Todos los derechos reservados.

Corro al atardecer al fondo del patio,
para no perder la sabia dulce de tu piel.
Allí, sentado bajo el gran árbol, medito.
Borracho del verdor quedo colocado.
Y así, navego hacia aquel punto.
Voy a la línea vertical de las dos vidas.
Acunado por la mar embravecida,
por el deseo del milagro a lo desconocido.
Camino, sobres sus olas como un niño,
armado con alas de mi interior.
De legó te veo, de cerca te siento,
tu silueta recortada en un atardecer
de terciopelo negro.
Lloraran mi entierro las flores blancas,
en ese teatro de sombras chinesca.
De enamorado eterno, será la puesta.
Las butacas aplauden, días tras días,
de noche en noches, cada gesto estudiado.
Donde la visión de mis recuerdos,
bañaran las camas de otros enamorados

Uribazo.
2003 - abril 04