La carta.
Sobre mi mesa, tengo un mantel,
de cartas perfumadas.
Llevan membrete de tu olvido.
Están marcadas de juramentos. 
Debajo de mi mesa hay nubes blancas, 
que se refugiada en su interior, 
con miedo a que mis ojos las descubran. 
El sin sentido de mi mesa, 
es una melodía de tus pensamientos 
lejanos. Hoy, de lo último de la mesa, nació una flor, extraña en su color. De dos pétalos, estilizada en su luto, como augurio de una soledad marchita. De poco vale mi plegaria, sin soles de horizonte verticales. De poco vale seguir caminando, alrededor de esta mesa con mis deseos. Empapándome bajo una lluvía de
papeles de sedas. Gotas preñadas de tus silencios, me atacan como feroces abejas. ¿Por qué?, si es absurdo. ¿Por qué?, este estremecer.
¿Por qué?, si no soy real.
¿Por qué?, no puedo subir. ¿Por qué?, sigo en este andén.
De mi cuerpo, no tengo nada.
Copyright © 2000-2009 URIBAZO (Carlos R. Uribazo Garrido), Madrid. España.Todos los derechos reservados.
En tus manos esta todos lo que soy.
Sigo aquí, delante de la mesa,
descifrando cada letra, cada recodo.
Sus cicatrices no dicen nada,
solo son huellas, de un hecho.
Promesas de otro momento.
De otras comidas caliente, 
De otras meriendas de ausencia.
Levanto la vista y me veo reflejado,
en el infinito de la mesa. 
Más joven, sin cana, sin ojera, con 
una sonrisa. Son las vivas imágenes del ayer. La mesa es el centro de este carrusel. Desapare, ese espejo de lo añorado. Vuelvo a la realidad, bajo la cara,
la veo tal como la deje. Sus maderas de Ceiba sagrada, tiene un resplandor de lo eterno. Esta es la mesa, la que me toco. La que esta aquí, a mi lado. Me siento en su regazo.
Rasgando una vez más, un fragmento de mi piel. Tintas de dos veces, para escribirte.
Amada: Desde la ausencia, que no quiere decir olvido, etc., etc., etc...
es el encabezamiento. 
La despedida: 
Espero que esta carta,
no cambie tu vida, como cambio la mía.
Vive, vive feliz, sobre tu nueva mesa...
Por sellos, dos tiques de tren de
cercanía, que encontré en un rincón lejano, olvidado,
humedo; de esta vieja y destartalada mesa de pino.
Donde un árbol sagrado duerme.
Uribazo.
11 - 3 - 2005.