El puente.
Simplemente, te recuerdo
sin tener que cerrar los ojos.
En el viento que besa mis labios,
agrietado por la sequedad de tu ausencia.
Ya la tierra que roda mi casa,
no tiene nada que decir.
Los árboles me miran,
con un consuelo infantil.
Y los años van creando una cerca
alrededor de mis sueños.
Hay esta el puente, que da testimonio.
De tu cruzar, escapadas tras escapadas,
esperada, de amor a escondida.
Llueve cuando más te recuerdo.
Las aguas con tu perfume,
son noticias que llegan de tu cuerpo.
Cuando llegas, llegas con la tormenta.
Te imagino en el marco de la puerta,
como un lienzo que no quiero terminar.
Mi obra cumbre, hecha de aliento y sudor.
Es a contra luz, silueta inconfundible.
Buscándote en ese contorno,
yo me consuelo.
Hay esta el puente, que es testigo.
de tu andar, del adiós y el regreso,
de tu trajinar prohibido.
Hay esta el puente,
empapado de tu olor.
Aquí esta el puente.
Con el sonido de mi bastón.
No puedo verlo, pero si sentirlo.
Sus maderos suenan con los años,
mis huesos tiene la misma cacofonía.
No puedo verte bañada de luz.
Te tengo que oler, es la compensación.
De este puente, de mis recuerdos.
De mis espantos, por no cruzarlo.
Uribazo
Agosto - Septiembre.
2005. Cubas.