Las dos caras de un son.
     
  Creo amigos, que Celia Cruz y Compay Segundo son las dos caras de una misma moneda, de una realidad absurda
que todos los cubanos les damos la espalda. Una realidad que esta marcada por el luto. Y esta vez la gran señora de
a guadaña, tiró su   moneda al aire, atravesando muchos pensamientos, arrastrando en  su caída  libre toda la historia
comparativa y de contrastes violentos que ha dado la situación política de Cuba.
     
  Ella, salió al inicio, cuando comenzó a gestarse la gran estafa, se negó a ser un instrumento más y no volvió, venció
con su  personalidad  y  piel  oscura  todas  las  cruces  de vía  férrea  que  en  plena  juventud se encontró, llenó  los
escenarios  con  su grito de guerra -azúcar- reafirmando su realeza dentro del mundomusical criollo Cubano del exilio,
disfrutó  a  plenitud  de  muchos  años  de  reinado  internacional, era indiscutiblemente  la Reina de la Salsa, pero su
Grammy más deseado fue truncado, no la dejaron visitar su malecón querido, su bella Habana, su Cuba querida.

  No la dejaron ver a su madre en su lecho de muerte, le tenían miedo, si la visita de Oscar de León fue una convulsión
popular, imaginar  por  un  momento  amigos  míos, la  estancia  de Celia Cruz en Cuba, el Papa quedaría en segundo
lugar.

  El salio de  su  Siboney  querido a ritmo de Chan-Chan. Un pueblo de costa a 17 Km. de Santiago de Cuba, con una
playa  pequeña  de  arena  dura  y  arrecife, pero  en su  viajar quedo atrapado en la granjita Siboney, donde se estaba
conjurando una nueva infamia, mayor que la anterior.  El  siguió  riendo, alegre, piropeador  elegante, fumador del buen
Habano, disfrutador  de  la  vida  musical del  Caney, compositor entre los grandes, dando serenatas con sus amigos,
señores  eternos del Son Oriental.  Muchos  cantaban  sus canciones  por  todos los rincones del mundo.  El lo decía
-no soy político- por esta declaración cayo en el olvido, medida preventiva de la Revolución del Patilla.       
  De La Madre Patria  con  Radio  Futura, les  tendió  una mano Auserón - Juan Perro, realizando  un  CD  de  música
tradicional cubana, que le dio la luz en el encierro. Por buen comportamiento, por viejo, por el comienzo de las eras de
dignidad  comprada a base  del  dollar, le  dieron la  "libertad".  Gracias a sus abogados Rey Cooder  y  Wim Wender,
con 90 años conoció las estrellas, el cielo, un Grammy Latino  y  las  tablas  internacionales le abrieron sus anchas y
pesadas puertas. 
  El volvió, no se quedo. ¿Por qué?, porque a esa edad no se comienza, se continúa.

  Pero la moneda ya venia  en picado, amigos míos; -¿De que lado caerá?- pregunto Repilado, la Reina de la Salsa no
contesto.  Amigo, yo lo vi, fue un solo tajo certero de la  guadaña -como si fuera una película de Ichi el samurai ciego-,
cortó la moneda a todo el largo de su perfil, cayendo  las  dos  caras  boca  arriba, mirando al cielo, quedando los dos
pedazos solamente a una distancia de seis años luz de vida.

  Pero aquí no termina mi historia amigos. A los días siguientes de sus muertes, se recibió una llamada en la Casa de
la Vieja  Trova  Santiaguera, en la calle  Heredia. El estado cubano no  pudo  localizar  la llamada, es todo un misterio
para ellos. Solo consta en el informe de escucha, que una voz musical decía y repetía a ritmo de son unas y mil veces
-que Machín estaba en lo cierto, que el cielo estaba lleno de angelitos negros-.
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Uribazo. 18 de Julio de 2003.